miércoles, marzo 07, 2007

En las calles la costumbre de los pasos destiñe las figuras que por ellas caminan. La ciudad no se percibe entonces vacía ni llena, tan sólo ocupada. El efecto no es eterno y al cansarse de uno mismo, del color apagado de los recuerdos que acompañan el paseo, es inevitable devolver con la mirada el color a alguna de las figuras escondidas. El capricho de la atención de elegir una u otra se me escapa pero sé que hoy, en la ciudad, he caminado entre mujeres que leen. Una revista, una novela, quizás un ensayo sobre la incapacidad del hombre para hacerse creer. He paseado entre miradas perdidas en la interpretación de otro mundo que irradiaban respuestas que, en lugar de permanecer en el nuestro, se perdían en el papel.